jueves, 27 de enero de 2011

EL ARCHIPIELAGO DE SOCOTRA

Imágenes “extraterrestres” de la isla que encantó a Julio Verne




Se dice que el archipiélago de Socotra y sus paisajes de apariencia fuera de este planeta inspiraron la novela de ciencia ficción Viaje al Centro de la Tierra



Localizada en el océano Índico, frente a las costas del Cuerno de África, Socotra es un pequeño archipiélago formado por cuatro islas. Pertenece al territorio de Yemen, aunque se ubica mucho más cerca de Somalia, en las inmediaciones de la Península Arábiga.

Está conformada por una isla montañosa principal, Socotra, y tres más pequeñas, Abd Al Kuri, Samha y Darsa. En 2008 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El principal motivo de este reconocimiento fue su enorme biodiversidad, que incluye a más de 800 especies únicas en el mundo.

Socotra es hogar de algunos de los árboles más peculiares del mundo. Casi el 40 por ciento de su flora y el 90 por ciento de sus reptiles no existen en ninguna otra parte del mundo. Además, cuenta con playas de arena blanca y una extensa historia. Su principal ciudad es es Hadiboh, que en 2004 tenía 8 mil 545 habitantes.

Su historia comienza con la conquista que Alejandro Magno hizo de sus territorios. El motivo de esa campaña fue la importancia de los aloes y otras plantas presentes en su territorio para curar heridas. La información sobre Socotra es escasa desde entonces hasta la llegada de los colonizadores portugueses, encabezados por Tristäo da Cunham, en el siglo XVI.

Luego, y acorde a las tumultuosas relaciones entre musulmanes y europeos, los sultanes de Mahra tomaron el control de Socotra en 1511. Siglos después, en 1886, la isla pasó a ser un protectorado británico. Apenas en 1967, con la independencia de Yemen, sus islas pasaron al control del gobierno de ese país, bajo el que siguen hasta el día de hoy.

El sitio electrónico sabetodo.com describe a Socotra como "una isla encantada que despierta de un sueño milenario." Muchos son los científicos interesados en ella por la abundante cantidad de especies endémicas que posee. Sus paisajes naturales brindan la sensación de estar fuera de este mundo o de haber retrocedido en el tiempo.

El portal de internet de la revista española Quo señala respecto a Socotra: "las extrañas formas de sus piedras y plantas inspiraron a Julio Verne para crear el mundo subterráneo de Viaje al centro de la Tierra." Su clima en general es desértico tropical, con pocas lluvias concentradas en invierno y más abundantes a mayor altura que en las costas.

Socotra es considerada un excelente ejemplo de diversidad biológica. Debido al largo aislamiento geológico del archipiélago, junto con el fuerte calor y la sequía, se ha creado una espectacular flora endémica que es vulnerable a las especies introducidas, como las cabras, y al cambio climático.

Al igual que ocurre con otras regiones aisladas, los murciélagos son los únicos mamíferos nativos de la isla. Este lugar está lleno de misterios naturales. Lo fuerte de su clima entre junio y septiembre solía tener en aislamiento su territorio durante ese periodo del año, a causa de los vientos y el mal oleaje.

Desde julio de 1999, sin embargo, un nuevo aeropuerto ha permitido el acceso a su isla principal durante todo el año. Los sitios de internet Tripadvisor.es y Thecircumference.org poseen información más precisa sobre turismo en Socotra.


Entre el Cuerno de África y la Península Arábica, justo frente al Golfo de Aden, una isla encantada se despierta de su sueño milenario. Botánicos, zoólogos y otros especialistas de diversas nacionalidades exploran su flora y fauna, incrédulos ante la abundancia extraordinaria de especies endémicas.

A su vez, junto con los responsables del gobierno yemenita, expertos del Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD) buscan las vías para asegurar el progreso económico para sus 70 mil habitantes, que viven como en la Edad de Piedra, sin que ello afecte el frágil equilibrio ecológico de este fósil viviente que es el archipiélago de Socotra, integrado además por dos islas menores.

Como si se retrocediera en el tiempo, se descubren plantas y animales nunca vistos, y se encuentran aves consideradas extinguidas, como es el caso del buitre egipcio, tan común aquí como las palomas en muchas ciudades occidentales.

"Es como el arca de Noe" - comentan los integrantes de la expedición enviada en el marco de los esfuerzos para incluir a Socotra en el proyecto del Hombre y la Biosfera de la UNESCO, declarándola "Patrimonio Natural de la Humanidad".

Según los estudiosos, estas islas hasta hace unos 10 millones de años formaban parte de la placa tectónica árabe-africana, de la cual se desprendieron luego, preservando hasta hoy día especies animales y vegetales que vivían allí antes del surgimiento del Homo Sapiens. La falta de grandes herbívoros, como el elefante africano o el rinoceronte, posibilitó el crecimiento sin limites de diversas plantas, y hoy el gigantismo es una de las principales características de su flora.

El mejor ejemplo de ello es el árbol del pepino, fruto que conocemos creciendo pegado al suelo, mientras aquí cuelga de las ramas de unos árboles de 4 metros de alto, que otorgan al paisaje de Socotra cierto aire de irrealidad.

Otro de sus árboles emblemáticos es el árbol de la sangre del dragón, con su forma de hongo enorme y una altura de tres metros, cuya resina de color rojizo ha sido, desde tiempos inmemoriales, un medicamento altamente apreciado por sus propiedades cicatrizantes, y exportado en la Antigüedad, a través de las caravanas de Arabia.

Según los historiadores, el emperador Alejandro Magno mandó a conquistar esa pequeña isla queriendo asegurar el suministro permanente de la resina milagrosa para curar a sus soldados heridos en las batallas. Ya los gladiadores romanos la utilizaban para evitar infecciones. Otros productos de gran valor, exportados también de esta isla, eran el aloé, el incienso y la mirra, de amplias referencias bíblicas en las épocas posteriores.

En opinión de los expertos que hoy estudian, entusiasmados, la vegetación de Socotra, de sus 900 especies vegetales alrededor de un 30% sólo se encuentra aquí, hecho que convierte esta isla en el lugar de mayor endemismo en el Medio Oriente.

Las plantas, por supuesto, no son el único milagro de esta isla. Según un articulo publicado en la revista New Scientist en 1995, este "laboratorio vivo de la evolución" constituye un reservorio de genes único, con unas 112 especies de aves, 85 de reptiles y otros tantos de insectos, sin hablar de la riqueza extraordinaria de la vida marina en los alrededores del archipiélago.

La supervivencia de las especies se explica en primer lugar por las características geográficas de Socotra, a unos 400 kms de la costa yemenita, en una zona inaccesible por mar y por aire durante seis meses al año, debido a la fuerza de los vientos monzónicos que imposibilitan la navegación y ponen en serio peligro a los aparatos aéreos ligeros que pretendan acercarse a esta joya del Océano Indico.

También es de destacar la cultura de los nativos, profundamente respetuosa con la naturaleza, donde los ancianos de las tribus velan por la protección de los árboles, la rotación de los escasos cultivos para no "cansar" al suelo y el movimiento permanente del ganado, para evitar que al pastar por los prados destruyan la flora local.

Igual que su entorno natural, los habitantes de la isla también constituyen una antigüedad digna de estudio. Descendientes de árabes, romanos, griegos, portugueses y de otras etnias comerciantes - entre ellos encontramos personas de piel morena y ojos azules - hasta hoy hablan el soqotri, una versión del himyarit, la lengua que se hablaba en la Arabia pre-islámica por varios siglos.

Para el deleite de los investigadores, la flora y la fauna locales apenas han cambiado desde 1880 cuando la primera expedición enviada por la Asociación Británica para la Promoción de la Ciencia visitó la isla. La sobrevivencia de especies desconocidas sin embargo no da motivo para el optimismo excesivo.

Socotra enfrenta ahora uno de los desafíos más complejos de su historia: el del desarrollo.

Sus habitantes, dedicados a la pesca y la agricultura de subsistencia viven en condiciones de extraordinaria pobreza, carecen de infraestructuras y de sistemas de salud y educación. Según mostrara hace unos años un reportaje de la BBC, muchos de ellos viven en cuevas, y encienden hogueras frotando dos ramitas de árboles, como lo hiciera el hombre primitivo.

Queda por ver cómo se podrán compaginar los requerimientos del progreso económico con el imperativo de preservar este tesoro de la Naturaleza que muchos científicos llaman "las Galápagos del Océano Indico". Desde 1996 el gobierno yemenita firmó la Convención Biodiversidad y se apoya en la ayuda internacional para la elaboración de políticas de desarrollo sostenible en Socotra.

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